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Simeng Wang / Gerente General de Didi Chile
Cuando Simeng Wang tenía 4 años, inició su etapa escolar en un internado en Shenyang, su ciudad natal, ya que a sus padres se les había presentado la oportunidad de estudiar en el extranjero: su madre partiría a Estados Unidos y su padre a Italia, por lo que se quedó en China al cuidado de […]

Cuando Simeng Wang tenía 4 años, inició su etapa escolar en un internado en Shenyang, su ciudad natal, ya que a sus padres se les había presentado la oportunidad de estudiar en el extranjero: su madre partiría a Estados Unidos y su padre a Italia, por lo que se quedó en China al cuidado de sus abuelos.

“En ese época sólo tenía tiempo los fines de semanas para compartir con mi familia”, recuerda el gerente general de Didi, aplicación de transporte privado que llegó a Chile sólo hace seis meses. En las oficinas de la empresa, Wang analiza con un perfecto español lo que ha significado para él ese episodio en su vida. “Saber que mis padres pudieron desarrollarse profesionalmente en otros países, me abrió el mundo y las ganas de querer conocer otras culturas y diferentes lugares”, explica.

“En mi infancia sólo tenía tiempo los fines de semanas para compartir con mi familia”

Y así lo ha hecho. Cuando aún estaba en la Facultad de Ciencias Informáticas de la Universidad de Zhejiang, tomó un año sabático para quedarse una temporada en Brasil “porque era el país más distinto en todos los aspectos a China, cultural y geográficamente”.

Por este lado del mundo, lo primero que le llamó la atención fue la calidez de las personas. “Los chinos somos más fríos, no saludamos como lo hacen ustedes y nuestra filosofía de vida es trabajar y ahorrar lo que más posible para las próximas generaciones, no sabemos equilibrar la vida y las ganancias. En Latinoamérica eso es muy diferente, se busca disfrutar cada minuto”, sostiene.

Cuando llegó el momento de regresar a China, sus ganas de estar por esta región se intensificaron y tiempo después, gracias a su trabajo, pudo concretar su deseo cuando fue transferido al país carioca, una “travesía” que se extendería por siete años y en cuyo lapso conoció a la que en agosto de este año se transformaría en su esposa. “Nos casamos en Shenyang y cambiamos el tradicional vals por un baile de salsa y otro de samba”, cuenta.

“Los chinos (…) no sabemos equilibrar la vida y las ganancias. En Latinoamérica eso es muy diferente, se busca disfrutar cada minuto”

Su gusto por los ritmos latinos lo ha llevado a aprender a tocar el cavaquinho, instrumento básico del baile tradicional brasileño. “Cuando tengo un tiempo libre en las noches, toco y bailo samba con mi esposa. A los dos nos gusta mucho compartir eso”, dice Wang.

Incluso ve documentales y videos en YouTube relacionados a estos ritmos para aprender en mayor profundidad. “Los viernes voy a clases presenciales de salsa. Asistía a Maestra Vida, en Bellavista, pero una vez que ocurrió la crisis social ha sido más complicado poder ir”, acota.

“Cuando tengo un tiempo libre en las noches, toco y bailo samba con mi esposa. A los dos nos gusta mucho compartir eso”

Otro gusto local que ha adquirido es reunirse alrededor de una parrilla y compartir con sus colegas. “Yo soy el asador oficial del equipo de Didi”, dice riendo. Y es que en su paso por Brasil, con la ayuda de su suegro, pudo aprender a seleccionar cortes de carne y cocinarlos.

“No me siento un extranjero en cada país porque intento vivir como un local más. Me doy el tiempo de conocer a las personas y la cultura a través de ellos”, explica.

Durante la semana su ritmo de trabajo es intenso, tiene reuniones todos los días para conversar con el equipo sobre las metas cumplidas y las que quedan por lograr. “Los viernes me dedico a las entrevistas de reclutamiento. Ahora, por ejemplo, estamos haciendo crecer el equipo, tenemos más de 50 personas y estamos en busca de 15 más”, comenta, y añade que al llegar a su casa debe seguir trabajando para reportar del negocio a China, país con el que existen casi 12 horas de diferencia. Sin embargo, no se cansa: “El trabajo me da tanta energía que no me siento agotado (…) he trabajado mucho, pero también eso me hace feliz porque veo el negocio crecer”.

Al reflexionar acerca de su dinámica laboral, confiesa que echa de menos tener todo el tiempo a su disposición pues “las 24 horas del día estoy pensando en algo relacionado a mi trabajo y creo que me hace falta ese descanso mental que se da cuando se piensa en otras cosas. En la universidad, podía ir a la biblioteca, estudiar o leer cualquier libro pero hoy no tengo tiempo para hacer ese tipo de cosas”.

“El trabajo me da tanta energía que no me siento agotado (…) he trabajado mucho, pero también eso me hace feliz porque veo el negocio crecer”

Extraña las vacaciones también. “En mi antiguo trabajo se trabajaba por proyectos, por lo que podía tener tres meses de vacaciones por año. Ahora es más difícil, ya que Didi está creciendo en Chile y yo acabo de llegar a un nuevo equipo, pero valoro mucho la gran oportunidad que ha significado para mí”, comenta.

Dentro de los lugares que está esperando poder conocer de Chile, en primer lugar se ubica Isla de Pascua, junto con la zona sur. “Chile es más fácil de recorrer, me gusta salir de Santiago y viajar los fines de semana. Además de ir a Rapa Nui, quiero conocer la Patagonia”, detalla.

“Estoy a 35 horas de Shenyang. Geográficamente estoy muy lejos de mi familia y me hace falta, pero intento viajar tres veces al año para compartir un tiempo con ella”

Y a pesar de que ama la vida en el continente americano y vive su experiencia aquí como si fuera un chileno más, aún siente nostalgia por la comida oriental y, sobre todo, pasar tiempo con su familia en China. “Estoy a 35 horas de Shenyang. Geográficamente estoy muy lejos de ellos y me hacen falta, pero intento viajar tres veces al año para compartir un tiempo con mi familia”, comenta.