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Sara Smok / Country Manager de ManpowerGroup Chile
Hace 15 años, antes de asumir la gerencia general de ManpowerGroup, Sara Smok viajó a Homs, la tercera ciudad más grande de Siria. Se encontró con urbe grande, colorida y próspera. En ese momento, su sueño por conocer las tierras de sus abuelos, la motivó a tomar sus maletas e irse a recorrer Medio Oriente […]

Hace 15 años, antes de asumir la gerencia general de ManpowerGroup, Sara Smok viajó a Homs, la tercera ciudad más grande de Siria. Se encontró con urbe grande, colorida y próspera. En ese momento, su sueño por conocer las tierras de sus abuelos, la motivó a tomar sus maletas e irse a recorrer Medio Oriente junto a su hermano.

“Me emociona recordar este viaje porque no previmos lo que pasaría después, donde la destrucción y el sufrimiento se instalarían en cada rincón”, dice con los ojos brillantes.

De hecho, sólo unos pocos años más tarde de este viaje, se desató la guerra civil siria y Homs se convirtió en un campo de batalla, con enfrentamientos que provocaron la muerte de más de 13 mil personas, junto con la devastación de la ciudad.

“Este viaje ha sido, por lejos, el que ha dejado una huella más profunda. Cuando estaba ahí, me reconocía en los rostros de los demás así que luego me impactó la idea de que pude haber sido uno de ellos”, reflexiona.

“Cuando yo era pequeña, mi abuela nos contaba sus historias. Principalmente nos relataba cómo fue llegar desde Siria a Chile con sólo 15 años y un hijo”

Los antepasados de Smok emigraron a finales del siglo XIX hacia América. Aunque la emigración árabe se centró en Brasil y Argentina, su familia cruzó la cordillera para quedarse en Chile. Fue una travesía larga y sacrificada, cuenta, lo que hace que recuerde con gran admiración a su abuela, de quien heredó el nombre.

“Cuando yo era pequeña, mi abuela nos contaba sus historias. Principalmente nos relataba cómo fue llegar desde Siria a Chile con sólo 15 años y un hijo. Siempre comenzaba la historia en español, pero la terminaba en árabe así que nunca podíamos saber el desenlace”, recuerda con cariño.

La ejecutiva cuenta que aún conservan tradiciones árabes en su familia, sobre todo en lo que se refiere a la comida y a la unión familiar. Incluso, observa en ella misma algunas características propias de ese pueblo, como hablar fuerte, el buen sentido del humor y reírse con ganas cuando hay que hacerlo.

Hoy, cuando además de ejercer como country manager de ManpowerGroup Chile, es presidenta de la Caja de Compensación La Araucana, directora de la Cámara Nacional de Comercio y presidenta de la Asociación de Empresas de Recursos Humanos, dice que extraña esa sensación de libertad y de no tener límites, propios de los primeros años de la vida.

“Echo de menos sentir que lo tengo todo por delante, ser una ‘millonaria’ del tiempo (…) Me gustaría volver a sentir que el tiempo es infinito”

“Echo de menos imaginarme de adulta haciendo cualquier cosa, cambiando de profesión y viajando. Sentir que lo tengo todo por delante, ser una ‘millonaria’ del tiempo. Eso es algo que me gustaría volver a sentir, que el tiempo sea algo infinito”, explica.

En ese sentido, considera que el tiempo es un recurso escaso y que cuando uno logra darse cuenta, lo valorarlo aún más. “Cuando tienes la presión del mundo encima, porque estás haciendo familia y desarrollando tu carrera, porque existe una presión económica, terminas peleando con el tiempo. Alegas porque el día tiene 24 horas”, acota.

Y añade que “recuerdo haber peleado con el tiempo y decirle: ‘¡¿Pero por qué?! ¿Por qué ya pasó otro día, otro año?”, bromea. Sin embargo, ahora está en una etapa donde se ha reconciliado con el tiempo pues “lo valoro mucho más. Me di cuenta que se acaba, que es finito”.   

“Cuando tienes la presión del mundo encima, terminas peleando con el tiempo y alegas porque el día tiene 24 horas. Hoy me he reconciliado con él, pues lo valoro mucho más”

Y aunque esta certeza podría traducirse en ansiedad, y pese a la cantidad de responsabilidades que tiene, dice que “mi cuenta no está al debe”. Ello considerando, incluso, que siente que le ha faltado desarrollar su lado artístico, como modelar esculturas y bailar.

“Me hubiera encantado haber sido bailarina. Estudié un tiempo, pero me di cuenta que, por alguna razón, esa disciplina comienza muy temprano en la vida. Sufrí, pero lo disfruté”, agrega.

Un viaje con su única hija es otro de sus anhelos: “Ir con ella a la Antártica, poder pasar una noche en ese lugar. Es un deseo que creo voy a poder cumplir”.