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Matías Achondo / Jefe de Marketing de Lee Jeans Chile
Suena el intro de la canción y después de 33 segundos de un solo de guitarra, aparece él. Está parado frente a un micrófono que le queda más arriba de su cabeza, pero inclina ligeramente el cuello, como tratando de alcanzarlo, y empieza a cantar. Matías Achondo, jefe de Marketing de Lee Jeans Chile, está […]

Suena el intro de la canción y después de 33 segundos de un solo de guitarra, aparece él. Está parado frente a un micrófono que le queda más arriba de su cabeza, pero inclina ligeramente el cuello, como tratando de alcanzarlo, y empieza a cantar. Matías Achondo, jefe de Marketing de Lee Jeans Chile, está imitando la típica pose que Liam Gallagher, de Oasis, adopta al cantar. En el video, que subió a su cuenta personal de Instagram, le acompañan varios amigos de la adolescencia que hoy viven en distintas partes del mundo. A eso se dedicaron en sus ratos libres durante el confinamiento por la pandemia del Covid-19. Y además de Stand By Me, grabaron a distancia otras versiones de varias de sus canciones favoritas.

“Es algo que me gusta mucho hacer, y en los meses más duros tuve tiempo de sobra para eso y para compartirlo con mis amigos. Ellos se la jugaron con la edición y yo sólo me metí en cada personaje y canté”, cuenta entre risas.   

La cuarentena le permitió ese tipo de distracciones, mientras le tocaba adaptarse no sólo a una nueva manera de trabajar, sino que a un nuevo rol: asumió el cargo en Lee Jeans en febrero, y un mes después empezó el encierro, por decreto. Con eso, se enfrentó al desafío de liderar el cambio de enfoque para dar el salto a las ventas online y desarrollar el e-commerce de la marca, que, aunque estaba bien posicionada en tiendas físicas antes de la pandemia, no tenía tan resuelta la presencia digital.   

“Estos meses fueron muy útiles para tener una perspectiva del uso del tiempo dentro del trabajo”

Achondo cuenta que al principio pensó que sería muy difícil, pero poco a poco fue acostumbrándose, después de mucha reflexión. “Estos meses fueron muy útiles para tener una perspectiva del uso del tiempo dentro del trabajo. Para la cantidad de reuniones que uno tiene, hay pros y contras, porque hay cosas que se resuelven muy rápido al tener una reunión online, pero otras que en la oficina, con una conversación de pasillo, solían resolverse más rápido”, cuenta desde el lugar para trabajar que se armó en casa.

En su vida personal también hubo algunos cambios recientes. Por un asunto familiar puntual, desde mayo no vive con sus hijos, así que tuvo que pasar el confinamiento solo. Reconoce que fue duro, pero al mismo tiempo un período muy aleccionador y de mucho cuestionamiento. “Por ahora, como sólo puedo verlos los fines de semana, les saco mucho más provecho a las horas con ellos. Antes, mis sábados y domingos eran para salir a hacer deporte y eso me hacía perderme al menos dos horas muy valiosas al lado de mis dos niños. Ahora es para ellos todo el tiempo extra que pueda tener después del trabajo. Y eso implica un reordenamiento de las prioridades a todo nivel”, dice.

Justamente, cuando se pueda, quiere tomar un avión e irse de vacaciones con ellos. No descarta poder hacerlo durante el verano de 2021 y quisiera que el destino fuera Europa, pero sabe que tiene que mirar con mucha atención cómo se desenvuelve la situación epidemiológica.

“Entendí la importancia de organizarse de manera correcta para mejor la creatividad, dedicar el tiempo que corresponde a cada área de la vida y desarrollar la capacidad de desconectarse de la pega aún en estos meses tan complejos”

Sobre las lecciones de la pandemia, Achondo dice que todavía no puede listarlas todas, precisamente, porque la emergencia no ha terminado. Pero hasta ahora afirma que ha aprendido a valorar mucho más la comodidad y las condiciones para enfrentarse al nuevo mundo, lo que puede traducirse en una lección colectiva y no sólo personal.

“Afortunadamente, trabajo en una industria en la que me puedo vestir con jeans y poleras y si bien eso no ha cambiado en mi diario vivir, sé que para otras industrias sí puede ser un tema. Me imagino que en la banca, entre tantas cosas, también aprendieron que es posible adoptar un código de vestimenta más informal para poder estar mucho más cómodos en casa e igual hacer el trabajo bien. Y creo que eso es algo muy positivo”, afirma.

“El tiempo se puede valorar de muchas maneras, pero su importancia dependerá de la vara con que se mida”

El uso del tiempo también está entre sus aprendizajes: “Entendí la importancia de organizarse de manera correcta para mejor la creatividad, dedicar el tiempo que corresponde a cada área de la vida y desarrollar la capacidad de desconectarse de la pega aún en estos meses tan complejos, donde toda nuestra vida transcurrió a través de una pantalla”.

Y en ese ámbito también llegó a la conclusión de que “el tiempo se puede valorar de muchas maneras, pero su importancia dependerá de la vara con que se mida”, frase que explica con varios ejemplos: “Muchas veces uno siente que el tiempo pasa muy rápido, y otras que pasa muy lento. Y yo creo que durante la pandemia eso se notó. Puedes cumplir dos años en una empresa y considerarlo un hito, cumplir dos años jugando fútbol con el mismo equipo pero te parece que no es nada y que pasó muy rápido, o estar dos horas en una reunión familiar y sentir que fueron dos minutos. Por eso, hoy más que nunca, el tiempo se vuelve más relevante cuando estoy con mi familia”.