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Gonzalo Muñoz / Cofundador de TriCiclos
Camina por los pasillos de La Moneda conversando con Carolina Schmidt, ministra de Medio Ambiente, pues como Champion de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP25, le toca movilizar toda la acción climática no estatal del mundo y vincularla con los actores públicos ligados a la materia. Eso implica atender reuniones […]

Camina por los pasillos de La Moneda conversando con Carolina Schmidt, ministra de Medio Ambiente, pues como Champion de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP25, le toca movilizar toda la acción climática no estatal del mundo y vincularla con los actores públicos ligados a la materia. Eso implica atender reuniones constantemente con representantes de todos los municipios, ciudades, ONGs y empresas.

Sin embargo, el cofundador de la empresa TriCiclos cuenta que antes de asumir esta responsabilidad, fue a sus “cuarteles” a pedir permiso. “Cuando te invitan a un cargo de este tipo, uno no tiene la menor idea de lo que va a significar. No eres experto en saber cómo se maneja una agenda de este tipo, pero yo sabía que iba a entregar el máximo posible de mis energías y mis capacidades.  Mi familia y mis socios de TriCiclos también lo sabían, así que ‘me prestaron’ durante un tiempo a este rol sabíamos tan importante”.

“Tengo tanto sentido de urgencia de lo que hago, que muchas veces más que reducir el tiempo que le dedico, lo aumento”

Ahora, en la práctica, dice que no era realmente consciente de lo demandante de la agenda, y se ha dado cuenta de que tener a una sola persona en este rol para todo el mundo, puede ser abrumador.

Mientras tanto, ¿qué pasa con su emprendimiento, que este año cumple una década? Muñoz explica que, en la medida que los negocios se van consolidando, se tiene la posibilidad de elegir en qué actividades involucrarse dentro de la empresa.

“Destinar mis horas y mis energías a ayudar a resolver algunos de los principales problemas del mundo es algo que me energiza”

“Tengo tanto sentido de urgencia respecto de lo que hago, que muchas veces más que reducir el tiempo que le dedico, lo aumento. Destinar mis horas y mis energías a ayudar a resolver algunos de los principales problemas del mundo es algo que me energiza”.

No obstante, comenta que evidentemente esto conlleva sacrificios importantes. Antes de comenzar TriCiclos, trabajaba como ejecutivo en una empresa y cuando decidió emprender, la menor de sus hijas tenía leucemia. “Para mi señora, la ‘Tere’, no fue algo evidente que yo renunciara a mi trabajo y decidiera emprender en una circunstancia donde ya estábamos viviendo un momento arriesgado. Agregar otro riesgo más exigía algún grado de conexión profundo”.

Y continúa recordando ese momento clave de su vida. “Una noche en que ella estaba desahuciada, nos tocaba despedirnos. Mientras estaba ahí, acompañando a mi hija, esperando que se apague, reflexionaba sobre lo frágil y corta que puede ser la vida. Vivimos creyendo que somos eternos, pero es una ilusión que muchas veces nos impide conectarnos con aquello a lo cual vinimos a la tierra”.

“Mientras estaba ahí, acompañando a mi hija, esperando que se apague, reflexionaba sobre lo frágil y corta que puede ser la vida”

Su hija finalmente no murió y hoy tiene 17 años. Pero fue un momento difícil que además se sumó a la pérdida de Nicolás Boetsch, su gran amigo, que murió en un accidente en 2008, y luego la partida de Joaquín Arnolds, uno de sus socios fundadores de TriCiclos, en 2011. Partidas que lo marcaron profundamente e hicieron cambiar su forma de ver la vida.

“Por eso, hoy me conecto con el tiempo en una doble dimensión: sin saber qué va a pasar en la próxima hora y tratando de disfrutar cada minuto lo más posible”.

Desde entonces, cuando tiene un poco de tiempo libre, su prioridad es dedicarlo a su familia. Eso implica estar con la “Tere”, con sus niñas, amigos, padres y hermanos. Si tiene un poco más de tiempo, le gusta andar en bicicleta, pasear por el cerro, por algún bosque, por la playa. Y si tiene un poco más, destina los minutos a ver jugadas de rugby en Instagram, deporte que practicó por 30 años.

“Vivimos creyendo que somos eternos, pero es una ilusión que muchas veces nos impide conectarnos con aquello a lo cual vinimos a la tierra”

“Pero ya no puedo”, dice, mientras suelta una breve risa nostálgica. Sostiene que con casi 48 años, tres hijas y un rol importante en la lucha contra el cambio climático, sería una irresponsabilidad seguir dedicándose al rugby, que por lo demás es “muy riesgoso”, asegura. “Me quebré la mandíbula, los brazos, los dedos, y las rodillas las tengo bien destruidas. Así que no, llega un minuto en que ya el cuerpo no responde”.

“Hoy me conecto con el tiempo en una doble dimensión: sin saber qué va a pasar en la próxima hora y tratando de disfrutar cada minuto lo más posible”

Hoy está enfocado en su papel en la COP25 y, como quinto Champion de la historia y el primero que viene del sector privado, dice que lo que haga será probablemente lo que se empiece a replicar a partir de ahora, por lo que mantiene una agenda muy ocupada. “Espero que entre Navidad y Año Nuevo me pueda tomar un tiempo libre”, comenta.