Durante estos últimos días, Félix de Vicente, presidente de Kitchen Center, se encuentra en su residencia de Santiago, pues acaba de culminar un viaje al extranjero que lo mantiene en cuarentena por precaución. Una vez acabado ese periodo, espera volver con su familia, que está en una parcela ubicada en la Región de O’Higgins, entre Curicó y Talca, desde el inicio de la pandemia.
En ese lugar, el ejecutivo tiene un terreno donde está impulsando el último de sus emprendimientos: nueces y cerezas de exportación. Las medidas sanitarias que se iniciaron con la pandemia y que hasta hace poco prohibían el traslado interregional, obligaron a de Vicente a mudarse para allá con toda la familia.
“(En el campo) me acerqué a un estilo de vida más austero y sencillo, donde pasarlo bien era mucho más fácil que en la ciudad”.
Sin embargo, este no ha sido su primer acercamiento con el mundo rural, dice, ya que su padre impulsó un negocio agrícola en San Vicente de Tagua Tagua, donde tenía frutas de exportación. Según cuenta, cuando era niño y adolescente pasaba los veranos trabajando en ese lugar, “y no tenía problema de hacerlo, es más, lo pasaba bien. Finalmente, ahí me acerqué a un estilo de vida más austero y sencillo, donde pasarlo bien era mucho más fácil que en la ciudad. Ahora más adulto me doy cuenta de que vivir en el campo te entrega otros tiempos, pausas que en la ciudad o en la playa no encuentras”, reflexiona.
En esos tiempos libres que tiene, de Vicente comenta que disfruta de paseos en bicicleta junto a su señora. “En el campo hay mucho más espacio para hacerlo y es muy agradable salir luego de un día de trabajo”. Asimismo, ahora que todo se está reactivando de a poco, espera poder retomar el golf junto a su grupo de amigos, un deporte que los ha unido y que además le ha “permitido conocerlos muy bien, principalmente por la larga duración de los juegos”.
“Hasta los 44 años mi vida laboral lo era todo, trabajaba mucho y eso tuvo un impacto con ellos (sus hijos)”
Otra cosa que ha disfrutado en medio de la pandemia son las reuniones familiares alrededor de una buena mesa, pues antes siempre tenía almuerzos o comidas después del trabajo. “Este tiempo me ha permitido generar lazos más fuertes con mis hijos”, cuenta, una situación que admite que antes no se daba con tanta profundidad.
“Hasta los 44 años mi vida laboral lo era todo, trabajaba mucho y eso tuvo un impacto con ellos. Fue en 2008 cuando leí un libro de Jack Welch, el CEO más icónico de General Electric, donde reflexionaba que, si hay algo que podría hacer distinto respecto a su vida, sería pasar más tiempo con sus hijos”, dice.
Distintos fragmentos del libro calaron hondo en de Vicente, lo que provocó que se tomara casi un año completo alejado del mundo laboral, para así estar más cerca de su familia.
“En cargos públicos como esos no paras ni los fines de semanas. Eso provocó que nuevamente no le dedicara el tiempo que quería a la familia, pero siempre tuve en cuenta que este era un compromiso de cuatro años y que luego de eso todo volvería a la normalidad”
Luego de eso, su amigo y socio Alfredo Moreno -actual ministro de Obras Públicas- lo invitó a participar del primer gobierno del Presidente Sebastián Piñera, donde asumió como director de Pro Chile y luego como Ministro de Economía.
“En cargos públicos como esos no paras ni los fines de semanas. Eso provocó que nuevamente no le dedicara el tiempo que quería a la familia, pero siempre tuve en cuenta que este era un compromiso de cuatro años y que luego de eso todo volvería un poco más a la normalidad”, agrega.
Según cuenta, durante todo el período que estuvo en el gobierno sólo se tomó cuatro semanas de vacaciones, tiempo que recuerda como “una de las vacaciones más bonitas” que ha tenido.
“Tengo un gran amigo que es sacerdote y me gustaría poder ayudarlo e impulsar cosas sociales en la iglesia”
“Mis dos hijos mayores son oficiales de la marina y para esa época nos fuimos durante ocho días a navegar por diferentes playas del caribe. Cohabitamos en un lugar reducido, pero eso nos terminó uniendo”, rememora.
Ahora, si piensa en qué le gustaría hacer si tuviera más tiempo, cree que el lado social que le dejó su paso por el colegio Saint George es algo que le gustaría explotar y profundizar. “Tengo un gran amigo que es sacerdote y me gustaría poder ayudarlo e impulsar cosas sociales en la iglesia”, explica.